El A, B, C del mundo ’Freelancero’

La parte más dolorosa de trabajar como freelance es, sin duda, gestionar el flujo de dinero a partir de los acuerdos personales a los que se llega con cada cliente. Dicho en otras palabras: cobrar. Competir por precio es una de las armas de doble filo que jamás jugará a tu favor, entiéndelo, siempre habrá alguien que se ofrecerá a hacer el trabajo por la mitad de precio, en la mitad de tiempo, sin importar si el producto es una verdadera basura. 

 

Así que si eres nuevo en este mundo ‘freelancero’ o estás pensando formar parte de él, a continuación una serie de preguntas que de saber responderte, facilitarán tu camino. 

 

¿Qué quieres hacer? 

 

Relájate. Recuerda que no se trata de un compromiso de por vida y si eres bueno haciendo algo, no quiere decir que debas hacer únicamente eso para ganarte la vida. Quizás al principio o durante las malas rachas debas hacer trabajos que no te encanten porque al final del día siempre hay gastos corrientes que pagar, pero trata de ser claro y específico sobre tus objetivos respondiendo al resto de las preguntas. 

 

¿Qué tan versátil te consideras?

 

Elige el producto o servicio que vas a ofrecer y cuando lo hagas toma en cuenta que generar ingresos de diversas fuentes no sólo te hará ganar más dinero sino que diversificará tu trabajo. Sé versátil, es decir, escoge diferentes formas de usar tus habilidades para generar mayores ingresos y elevar tu experiencia profesional en diferentes mercados. 

 

 

¿Para quién quieres hacerlo?

 

Imagina al cliente de tus sueños, ¿cómo sería? Cuando lo hagas recuerda que el cliente de tus sueños no es sólo alguien que te paga a tiempo (aunque sí importa, no es lo único). Trata de ir más allá, ¿qué tipo de negocio tiene el cliente? ¿Te interesa el giro de su negocio? ¿Comparten los mismos valores? ¿Cómo te ve el cliente? ¿Qué rol jugarás para la empresa: socio, proveedor o colaborador? 

 

¿Por qué quieres hacerlo?

 

Y no me digas que por dinero. Sí, todos queremos generar dinero, pero esa respuesta no es autosuficiente, es decir, no tiene un objetivo trazado o es poco claro. Si te aferras a esa simple idea corres el riesgo de frustrarte más adelante o de tomarle cierto resentimiento al trabajo que estés haciendo, porque el dinero es parte importante, pero no es lo único. Busca que tenga un sentido y un propósito mayor que funcione como un motivador constante de vida. 

 

¿Dónde quieres hacerlo? 

 

 ¿Tu trabajo tiene un componente geográfico? ¿Dónde se encuentra la mayoría de los clientes potenciales? ¿Hay mercado para el producto o servicio que ofreces? ¿Quieres trabajar de manera virtual, individual, acompañado? Un error muy común es confundir un trabajo remoto con un trabajo freelance; la cuestión es que el primero puede referirse a un puesto de trabajo a la distancia en el que probablemente trabajes sólo para un empleador o empresa, lo que incluye una cantidad fija de horas por semana y un salario regular, mientras que como freelance (tal y como lo dice su nombre) eres libre, dueño de tu tiempo, tú decides el precio y de qué manera distribuyes tus horarios según el deadline que hayas acordado con el cliente. 

 

Trabajar por tu propia cuenta puede ser un sueño hecho realidad, pero también es complicado. Procura elegir bien los trabajos de tu interés, no te sobrecargues de proyectos, programa tus tiempos y no dejes de socializar, busca colaboradores o ayuda de ser necesario, controla tus gastos y fija depósitos o pagos por adelantado con los clientes y deja de hacer siempre lo mismo. Lerk, tu aliado en el placer. 

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